Salmos 1: El justo y los pecadores.
1 BIENAVENTURADO el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2 Antes en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche.
3 Y será como el árbol plantado junto á arroyos de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y todo lo que hace, prosperará.
4 No así los malos: Sino como el tamo que arrebata el viento.
5 Por tanto no se levantarán los malos en el juicio, Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6 Porque Jehová conoce el camino de los justos; Mas la senda de los malos perecerá.
Reflexión por Noemi Dominguez:
Cerca de nuestro hogar, hay un buen número de árboles perales que, a pesar de estar junto a un lago, todas sus hojas se marchitan y secan y cuando pasa una tormenta, la tormenta deja atrás no solo una alfombra de hojas secas, también frágiles ramas que se quiebran y se caen. Otra cosa me llama aún más la atención, esos árboles perales no dan fruto. Tienen apariencia de vida, pero sus hojas son las primeras en secarse y caer. No así el fiel creyente que “… será como el árbol plantado junto a arroyos de aguas, que da su fruto en su tiempo; y su hoja no cae, y todo lo que hace, prosperará.” [versículo 3, Biblia de Jubileo]. Como los perales del cercano lago, así el hombre sin Dios, tiene apariencia de vida, pero por dentro está seco. Porque “no son los muertos los que en dulce paz disfrutan de la tumba fría, muertos son los que el alma tienen muerta y viven todavía” [ ¿Será que sus raíces no llegan al lago? O ¿será que su naturaleza, como la del ser humano que no conoce realmente a Dios, es así, efímera y superficial? Da hojas, pero no hay fruto. Jesus nos revela el secreto de una vida fructífera, Él dijo: “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer.” [Juan 15:5, Biblia de las Américas]. Mi propósito para este nuevo año es permanecer cerca de Jesús para estar firme en las tormentas y para llevar fruto.
Psalms 1: The Way of the Righteous and the End of the Ungodly.
1 Blessed is the man that walketh not in the counsel of the ungodly, nor standeth in the way of sinners, nor sitteth in the seat of the scornful.
2 But his delight is in the law of the Lord; and in his law doth he meditate day and night.
3 And he shall be like a tree planted by the rivers of water, that bringeth forth his fruit in his season; his leaf also shall not wither; and whatsoever he doeth shall prosper.
4 The ungodly are not so: but are like the chaff which the wind driveth away.
5 Therefore the ungodly shall not stand in the judgment, nor sinners in the congregation of the righteous.
6 For the Lord knoweth the way of the righteous: but the way of the ungodly shall perish.
Reflexion by Noemi Dominguez:
Near our home, there are a good number of pear trees that despite being next to a lake, all their leaves wither and dry out and when a storm passes, the storm leaves behind not only a carpet of dry leaves, but also fragile branches that break and fall. Another thing strikes me even more; those pear trees do not bear fruit. They have the appearance of life, but their leaves are the first to dry and fall. Not so the faithful believer who “… shall be like a tree Planted by the rivers of water, That brings forth its fruit in its season, Whose leaf also shall not wither; And whatever he does shall prosper.” [verse 3, New King James]. Like the pear trees of the nearby lake, so man without God has the appearance of life but inside he is dry. Because “it is not the dead who in sweet peace enjoy the cold grave, dead are those who have the soul dead and still live” [ Could it be that their roots do not reach the lake? Or is it that its nature, like that of the human being who does not really know God, is like this, ephemeral and superficial? It bears leaves but there is no fruit. Jesus reveals to us the secret of a fruitful life, He said: “I am the Vine, you are the branches. When you’re joined with me and I with you, the relation intimate and organic, the harvest is sure to be abundant. Separated, you can’t produce a thing. ” [John 15:5, The Message]. My resolution for this new year is to stay close to Jesus, to stand firm in the storms and to bear fruit.
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